Entrevista de un viaje salvaje

Eric y Ulka son un vasco y una polaca obsesionada con la cultura vasca que se fueron de la comodidad de sus casas y de sus vidas para vivir en la ruta. Su estilo cuasi salvaje de ser y su acotado presupuesto eran los ingredientes perfectos para el desastre. A mitad de camino se vieron forzados a cambiar sus planes completamente, y lo que empezó siendo un viaje de descubrimiento con destino a Terranova, termino convirtiéndose en una odisea de más de un año desde Polonia a la India pasando por China, Tailandia, Sri Lanka y por la antigua Ruta de la Seda.

Nosotros tuvimos el enorme placer de pasar unos meses viajando con ellos en el norte de India, y hoy tenemos el placer aún más grande de contar su historia, su filosofía y algunas de las anécdotas mas bizarras que van a leer en mucho tiempo.

Para escapar de una crisis económica que tenia paralizado el mercado laboral de España, Eric y Ulka decidieron emprender un viaje al extremo oriente con el objetivo de conseguir trabajo en China al mismo tiempo que emprendían un proyecto cultural. Al fallar ambos planes, y apurados por la exigua visa del gigante de Asia, volaron al Sudeste Asiático en busca de aventuras, mientras continuaban su búsqueda laboral de forma remota, pero poco duro su tiempo allí, ya que espantados por la forma en que el turismo desmedido ha absorbido y transformado una cultura milenaria, se fueron a Sri Lanka, desde donde cruzaron a la India. Lo que siguió fueron 6 meses de viaje por uno de los países mas extraordinarios y conflictivos que hay en este mundo. 

A continuación viene una imagen aproximada de la ruta que siguieron, y un vistazo a la mente de estos dos auténticos nómadas que lejos están de vivir la vida color de rosa que muchas veces se le atribuye a los viajeros:

A: ¿Por qué decidieron irse de viaje?

U: Lo del viaje tuvimos pensado desde hacía mucho tiempo, desde que nos conocimos, cuando Eric seguía su ruta hasta China atravesando Rusia y Mongolia, sabíamos que en el siguiente viaje iríamos juntos. Somos un poco salvajes: nos matamos trabajando para ganar el dinero necesario para comprarnos una casa al igual que mucha gente. La diferencia es que nuestra casa nos tenía que llevar en la dirección de cumplir los sueños y ver el mundo, así que sabíamos que necesitaria por lo menos cuatro ruedas.

También influyo mucho la situación económica en España.

E: Podíamos habernos quedado y tener un trabajo en el sector de hotelería, viajando quizás un par de semanas al año o buscar algún trabajo en Europa como la mayoría de los europeos. Pero también sentíamos una necesidad muy grande de conocer otras culturas.

U: ¡Decidimos viajar porque teníamos sed!

La ruta que habíamos planificado a detalle la cumplimos sólo en la parte Europea. Quisimos viajar por nuestro pequeño continente, pero el objetivo era ir hacia América, y no precisamente en avión. La idea, que sigue en nuestras cabezas sin parar, era cruzar el Atlántico en un carguero y llegar a Terranova.

¿Por qué? La tierra que conocemos como New Foundland, Terranova o Nowa Fundlandia, es conocida entre los vascos como Ternua. Y eran los vascos y su historia los que nos dieron el aire para ir de viaje. Quisimos viajar siguiendo la ruta que desde hacía siglos seguían los vascos atravesando los mares, llegar a los lugares donde todavía se mantenía la historia de los vascos, tanto en Europa como en América.

El objetivo principal era llegar a Boise, Idaho (Estados Unidos) y participar en el reencuentro de los vascos conocido como Jaialdia (2015). Incluso participamos en un concurso para poder ir allí cuando vimos que nos quedaba poco tiempo. Pero el destino cambio nuestro rumbo. En Georgia estuvimos parados un tiempo para poder vender nuestra casa, sabíamos que no habíamos sido seleccionados para Jaialdia y nuestro sueño de seguir a los vascos se derrumbó, y eso dolió.

Estuvimos 2 años haciéndonos las películas en la cabeza de cómo sería todo, pero el viento nos llevó al otro lado, a las cosas que eran un misterio para nosotros, hacia las lenguas que no hablábamos, hacia las manchas blancas de nuestros mapas. Fue lo mejor que nos pudo pasar.

A: ¿Cómo fueron los tiempos previos a la partida? 

E: Recuerdo el día que mande a tomar por culo a la que hasta entonces era mi jefa (explotadora) como uno de los días más felices de mi vida, todo el mundo debería de hacerlo sin temor, quitarse un gilipollas de encima es una terapia anti stress que supera al Vipassana con creces.

U: Como decidimos ir de viaje en una camper, nuestra casa en cuatro ruedas, sin hipotecas ni permisos, la mayor parte de nuestro tiempo previo al viaje lo hemos dedicado a la búsqueda de una camper ideal.

Por supuesto nuestro presupuesto era limitado. Después de miles de llamadas y viajes desde mi pueblo en el sur de Polonia hasta el noroeste del país y de vuelta, encontramos lo que buscábamos. Una Fiat Euramobil, de 1991; era perfecta.

Con ustedes: La casa con ruedas

Así que aunque nos fuimos de viaje aunque no lo sentíamos como tal, porque nuestra casa era siempre igual, era el lugar al cual siempre volvíamos, a los aparcamientos de supermercados, a las playas y a las gasolineras.

Así que éste fue el primer preparativo. El segundo preparativo comenzó cuando vendimos la camper, y tuvimos que desprendernos de muchas cosas y meter lo necesario en nuestras mochilas, ponerlas a las espaldas y seguir.

A: ¿Cómo fueron de España a India

U: Para llegar desde España a India hemos tardado más de un año entero.

E: Compramos una casa rodante, ya que el plan inicial era hacer un proyecto documental sobre la Historia Vasca por Europa y América (NON EDO NON PROJECT), pero decidimos acabar con ello por falta de apoyo, así es que vendimos nuestra casita móvil en Georgia para continuar por la ruta de la Seda.

[bctt tweet=”Viajar por tierra te acerca a la gente, a las realidades que tienen que vivir todos los dias” username=”viajandovivonet”]

U: Cuando nuestro plan de seguir el camino de los vascos hacia América se derrumbó decidimos seguir camino por la Ruta de la Seda. A mucha gente le parece ahora que es algo de siglos pasados, que allí no hay historia y que lo único que queda son los caravanserais (especie de albergue o refugio que se usaba antiguamente a lo largo de la ruta de la seda) destrozados. Pero desde que estuvimos en Venecia y luego en Estambul, todavía antes de vender el coche y cambiar de rumbo, todo nos acercaba cada vez más a este mundo que a muchos le parece lejano, pero que fue la primera gran globalización sin haber llevado ese nombre.

Y lo hemos conseguido. El transporte terrestre te acerca a la gente, a las realidades que tienen que vivir todos los días cuando quieren llegar de un lado a otro. En el transporte público estas pendiente de la gente, de cómo son contigo, cómo tienen que vivir. En la India el transporte público te hace sentir nadie, no tienes influencia en ninguna cosa que pasará cuando viajas en un autobús ni en un tren. Estos pueden parar en la mitad de la nada, con 40 grados fuera, y estar así durante una hora, dos, tres y estas sudando, los niños gritan, estas frustrado, matarías a todo el mundo, nadie sabe nada, y de repente pasan 17 horas de viaje y has hecho sólo 700 kilómetros en este tiempo.

A: ¿Qué países cruzaron en el camino? ¿Que se llevaron de ellos?

U: Hemos visitado unos 30 países, pero eso creo que pueden decir bastantes personas. Como decía Gandhi:

No me digas en cuantos países has estado, dime cuantos pueblos has atravesado

Hemos visto cientos de ciudades, miles de calles, innumerables caminos que nos llevaban de un punto a otro. Algunos lugares se han convertido en nuestra segunda, tercera, cuarta casa. De cada uno de los pueblos y de los países nos hemos llevado cosas. Hay sitios donde sé que tengo que volver porque mi inquietud no me dejara vivir si no lo hago.

Puerta de las Naciones en Iran

Creo que lo más importante es que vimos esos países de oeste a este y de norte a sur, todo en transporte público, con gente, sin gente, con nervios en cada nuevo sitio, en cada nuevo idioma.

Hay tantos sitios que pienso que más que un mundo de los estados con sus fronteras, somos un mundo de regiones sin fronteras. La gente se identifica con lo más cercano que tiene, con quien puede compartir sus experiencias, no con unas cosas tan vagas como las definiciones de lo que es un país.

A: ¿Qué es lo más difícil de vivir de viaje?

E: Vivir es fácil, pero siempre lo hacemos difícil, y más cuando nos enfrentamos a lugares fuera de nuestra área de confort, donde no conocemos el idioma, no sabemos las calles, etc.

Supongo que las dificultades serán diferentes según la persona y los presupuestos del viaje, pero  en mi caso, lo peor es hacer callar esa voz interior que se queja de las costumbres machistas y esas comidas extrañas; lo segundo es lo que peor llevo sin duda,  y es que por mucho que gaste, la comida vasca no tiene comparación. Lo más difícil es olvidar tus costumbres y tratar de vivir de otra manera.

U: Y hay varias cosas difíciles. A muchas de ellas se puede acostumbrar, a otras creo que es imposible y da igual cuanto tiempo viajes. Uno se puede acostumbrar al sufrimiento de no ducharse todos los días, de llevar la misma ropa de la cual no sabes cuál era el color original, de olores, de sudor, de la mochila en la espalda.

Lo de la mochila es muy curioso, con el transcurso del camino empiezas a tirar cosas, cada vez tiras más, ¡pero la mochila no pierde peso!

A lo que no te acostumbras es la nostalgia, siempre se echa de menos la casa. Con cada día de viaje los recuerdos de navidades, cenas, padres y amigos parecen más vivos en la cabeza y es muy difícil liberarse de ello. Al principio de cada viaje uno está muy excitado por lo nuevo, pero poco a poco las cosas empiezan a no sorprender tanto, y empiezas a buscar la compañía de otra gente.

Otra dificultad es la burocracia. Eso puede matar cualquier intento de viajar o de visitar sitios. Y es difícil influenciarlo, porque cada país es diferente y cuando parece que ya has aprendido algo, entras en un mundo nuevo y hay que empezar de nuevo. Nuestra ruta nos llevó por lugares donde los visados son imprescindibles. Para llegar desde Georgia hasta China, necesitas visados para Irán, Turkmenistán, Uzbekistán y China, sólo Kirguistán permite la entrada sin visado. Creo que en el siglo XIX se viajaba mejor, había burocracia, el transporte no era muy bueno, pero no había que preocuparse por pasaportes, tiempos y las fotos que sacas para enseñar a otros.

Lo más difícil es olvidar tus costumbres y tratar de vivir de otra manera.

Haciendo amigos en el Golden Temple de Amritsar

A: Entonces, ¿por que viajan?

E: Con lo fácil que es hoy en día ¿cómo no hacerlo?

U: Creo que las razones porque la gente viaja no han cambiado desde hace milenios. La curiosidad, las ganas de ver otros sitios, la inquietud de conocer como son los lugares sobre cuales nos contaron cuentos cuando éramos pequeños. A eso en nuestra época hay que añadir la necesidad de cuestionar la ”realidad” que nos están transmitiendo los medios de comunicación.

Cuando veíamos los caravanserais abandonados en nuestro camino, cómo tuvo que ser la vida cuando un comerciante tardaba meses para transportar los bienes de un lado a otro de la Ruta de Seda, nos dimos cuenta de que ahora no se aprecia el esfuerzo de comunicación. Esas personas tenían que pasar horas y horas para negociar los precios, se montaba todo un espectáculo, esas alfombras, esos melocotones secos, bebiendo te, siguiendo un ritual. Ahora el ritual se reduce a una página de compra-venta en Internet y una elección rápida, envió directo, y mañana lo tengo en casa. Nos ahorramos la conversación.

Por eso viajamos. Es nuestro manifiesto de no estar de acuerdo con el mundo como lo encontramos ahora, no queremos esa rapidez. Para viajar se necesitan ganas de romper con un esquema de la vida que tenemos ahora, que es muy cómodo y al cual como mencione lo echamos de menos sólo porque es simple.

Me acuerdo de un momento muy especial. Acabamos de llegar a Isfahán (Irán), probablemente una de las ciudades más bellas del mundo, en la estación de autobuses preguntamos por autobuses locales para llegar a una especie de hotel y nos dirigimos a la parada del bus, donde vemos una pareja de extranjeros leyendo una guia en francés. Se les acerca un chico y pregunta si necesitan ayuda, ellos dicen que no y se montan en el autobús que acaba de llegar. El chico no se rinde y se acerca a nosotros y nos pregunta “¿Necesitáis la ayuda?”; ¡Por supuesto! Queremos llegar a tal sitio, estamos viajando por tu país ya desde hace mucho tiempo, acabamos de llegar de Yazd. El chico nos ofrece su coche y aclara que su mujer debería llegar en unos minutos, y así fue. Llego Samira, la mujer de Muhammad, con su hermana y el hijo pequeño de ella. No nos llevaron al hotel, nos llevaron a su casa, donde compartimos risas, música, comida, deseos y recuerdos. Nunca hubiese pensado que esa amistad me marcaria tanto.

A: ¿Qué le aconsejarían a otras parejas viajeras?

[bctt tweet=”Sólo se viaja más rápido, pero juntos se llega más lejos” username=”viajandovivonet”]

E: Que se saquen muchas fotos juntos y por separado, que nunca se sabe (se ríe).

En serio. Que antes de discutir, cuenten hasta diez y valoren a la persona que les está acompañando y ayudando a resolver los problemas. Que piensen en los destinos y lugares valorando la comodidad y seguridad de los dos. Y que recuerden la frase que me dijo un soltero: “solo vas más rápido, pero junto a alguien llegaras más lejos”.

Plaza de Registan, Uzbequistan

A: ¿Tienen alguna anecdota para contar?

U: Es que hay miles de anécdotas, casi como una vida a diario.

E: Junto a Ulka nos echaron del complejo del Partenón por sacarnos una foto con la ikurriña (bandera vasca), Cruzamos la frontera de Kirguistán-China a dedo y a -35ºC, probamos algunas armas en pueblos remotos del Kurdistán Iraní, comimos caviar en una boda y carne de perro la misma semana en Uzbekistán, corrí en paños menores tras unos ladrones en Pisa, protagonizamos un anuncio de Bollywood y fuimos extras de Force 2, nos bañamos en las aguas calientes donde murió Leonidas (thermopilas), como contaste en un post anterior, me hice pasar por local varias veces en India para pagar menos en las atracciones turísticas, y anduvimos gran parte del circuito del Annapurna (en los Himalaya de Nepal) en chancletas (ojotas).

Desplegando la bandera vasca en el Paso Thorung La, en Nepal

Sería imposible contarlas todas en detalle, pero aquí va una de las mejores: En Himachal Pradesh (India), un tipo me paro por la calle y me ofreció un trabajo muy bien remunerado a cambio de ser traductor en eventos de venta de joyas. Nos invitó a cenar en su Hotel para cerrar el asunto, firmar el contrato y hablar sobre donde y cuando realizaríamos el trabajo. Cual fue nuestra sorpresa cuando en la mitad de la cena, sus intenciones resultaron ser muy diferentes y nos ofreció 11.000 euros a cada uno, por ser ¨mulas¨ y transportar joyas a Europa evitando impuestos

[bctt tweet=”La vida es una aventura, de lo bueno se disfruta, y de lo malo, se aprende” username=”viajandovivonet”]

Creo que la gente solo cuenta lo bonito, pero también habría que contar las anécdotas malas: En Barcelona nos robaron todo lo que teníamos en la furgoneta y a los cuatro días tuvimos un accidente y el otro coche involucrado se dio a la fuga.

Sea como sea, es la vida, una aventura, ¡y de lo bueno se disfruta y de lo malo se aprende!

A: Para terminar, ¿le regalan a nuestros lectores algún consejo para viajar con bajo presupuesto?

U: Hay que establecer un presupuesto diario, por persona o por pareja desde el principio. Eso sí, depende a donde vais a viajar. Si tenéis mucho tiempo podéis usar el transporte local sin prisas, si al día siguiente sale un autobús más barato pues iréis en él. Asia, especialmente los países que ahora están en la Ruta de Seda, no tiene precio fijo. Hay que aprender a negociar, preguntar por los precios, luchar por un precio justo, aprender como lo hacen otros. Eso ayuda mucho, pero se necesita tiempo.

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¡Qué tengan buenas rutas!


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